Atrás

Mi batalla con el autosabotaje

Dispersamientos
Mi batalla con el autosabotaje

Me encuentro mirando la pantalla, un proyecto relativamente simple frente a mí. Debería ser fácil, son problemas que he resuelto antes. Sin embargo, aquí estoy, paralizado. Mi mente divaga. Abro otra pestaña. Reviso Youtube y me disocio por largos minutos. Me levanto por agua (porque café no puedo tomar por mi ansiedad). Cualquier cosa para no enfrentarme al código y, más importante, para no enfrentarme a mí mismo.

Todo comenzó con los despidos y si, ya lo he dicho mucho en mis últimos posts pero aun no hago ese duelo en terapia. Algunos fueron mala suerte – estar en el lugar equivocado durante los recortes masivos que afectaron a la industria. El último, sin embargo, fue diferente. Bajo rendimiento. Esas dos palabras siguen resonando en mi cabeza meses después.

Según un estudio reciente, cerca del 58% de los desarrolladores experimentan síndrome del impostor en algún momento de su carrera. Después de múltiples despidos, ese porcentaje probablemente se dispara. Yo no soy la excepción.

Mi inglés, que nunca fue mi fuerte, ahora se siente como otra barrera insuperable. Con cada día que pasa sin mejorarlo, veo cómo las oportunidades se alejan. Y lo sé, debería estar practicando, tomando clases, haciendo algo. Pero no lo hago.

Y luego está el factor IA. Las encuestas indican que aproximadamente un 42% de los desarrolladores sienten ansiedad sobre cómo la IA afectará sus trabajos. En mi caso, se ha convertido en una muleta. ¿Por qué esforzarme en resolver algo cuando puedo pedirle a ChatGPT que lo haga por mí? Esta dependencia solo ha profundizado mis dudas: ¿realmente sé lo que estoy haciendo? ¿Sigo siendo relevante?

A veces me pregunto si lo que hago podría hacerlo un recién graduado por menos dinero. Probablemente sí. Mi manera de resolver problemas se ha convertido en una supervivencia mas que en una manera divertida de ganar dinero.

Lo peor es que lo que antes era mi fondo para comprar una casa ahora es mi red de seguridad, y se está desgastando rápidamente. Debería usar ese dinero para invertir en mí mismo: cursos, educación, habilidades. Sé exactamente lo que debería hacer.

Pero hay una parte de mí que parece estar tirando la toalla, rindiéndose antes de intentarlo o como diría ese amigo que me vio una vez “Tirado al abandono”. Es como si una voz interna me susurrara que no vale la pena, que ya es demasiado tarde.

Según los psicólogos, el autosabotaje suele ser un mecanismo de defensa. Si yo mismo causo mi fracaso, al menos tengo el control. Es menos doloroso que intentarlo con todas mis fuerzas y fracasar de todos modos.

Me levanto tarde. Procrastino. Dejo tareas pendientes. Sé que me estoy saboteando, y aun así no puedo detenerme.

La Asociación Americana de Psicología señala que aproximadamente el 20% de los profesionales en tecnología reportan síntomas de depresión moderada a severa. La cifra aumenta después de experiencias de pérdida de trabajo. Y ahí me veo yo, ¿será que este es mi fondo o aun no he llegado a comer la mierda que el destino (si hay uno) me tiene guardada? Porque estoy dispuesto a comer mierda, pero la verdad ya me estoy llenando y no sé si este cuerpo aguante más ‘mierda’. Perdón, dije mucho la palabra mierda, tal vez sea porque al momento de escribir este párrafo estaba sentado en el trono reflexionando en la miseria en la que mi mente me tiene; Mi mente y el hijueputa papel higiénico que se me olvidó cambiarlo y ahora me toca bañarme.

Este post no tiene un final inspirador donde descubro la solución mágica. No termina con “y así es como superé esta etapa”. Porque todavía estoy en ella.

Han pasado seis meses y sigo en esta espiral. Hay días mejores, por supuesto. Días donde pienso “esto es solo un mal momento, ya pasará”. Pero esos pensamientos positivos raramente me llevan a acciones, siempre termino tirado en mi sofá jugando Rocket League.

¿Hay alguien más ahí fuera que haya pasado por esto? ¿Qué hicieron? ¿Dejaron que el tiempo curara las heridas o tomaron acciones específicas?

No estoy buscando soluciones rápidas ni motivación vacía. Solo quiero saber que no estoy solo en esto, que hay un camino hacia adelante, incluso si ahora no puedo verlo.


Escrito desde mi sofá, donde paso demasiado tiempo últimamente, esperando que las cosas cambien mientras me resisto al cambio.