Cómo me rebusqué mi camino al Frontend
* No intentes esto en casa… o bueno, quizás sí
¿Alguna vez has mentido en tu Hoja de vida (CV)? Si respondiste que no, probablemente estés mintiendo ahora mismo. Esta es la historia de cómo construí mi carrera como Frontend Developer sobre una base de pequeñas mentiras y código terrible. Spoiler alert: todo salió sorprendentemente bien.
Mi origen
Todo comenzó en la universidad, donde Java se encargó de destruir cualquier amor temprano por la programación, pero como era ‘bueno’ en algoritmos acepté este modo insano - no era bueno, solo sabía buscar en google y entender la solución (eso es ser bueno). Si has estudiado Java como primer lenguaje, sabes exactamente de qué hablo. Era como aprender a conducir en un tanque de guerra.
Luego llegó PHP, que en comparación se sentía como montar en bicicleta. Por primera vez, podía crear algo sin tener que declarar quince interfaces, tres clases abstractas y encontrar el monte Olimpo. Fue mi primer vistazo al desarrollo web, y aunque no lo sabía entonces, había encontrado mi vocación… solo que en el lugar equivocado.
El despertar Frontend
Mientras construía APIs y escribía consultas SQL (sé que bostezaste al leerlo), algo dentro de mí anhelaba más. Quería hacer cosas bonitas, interfaces que no parecieran diseñadas por un ingeniero civil con daltonismo. Así que hice lo que cualquier desarrollador frustrado de Cali haría: me inscribí en la Academia de Dibujo Profesional para estudiar Diseño gráfico.
La ironía fue que, en lugar de aprender sobre interfaces digitales y experiencia de usuario, me encontré diseñando hermosos afiches publicitarios que nunca verían la luz de una pantalla. No era exactamente lo que buscaba, pero al menos hice unos logos para mis proyectos que nunca terminé.
Sin embargo, no todo fue un desvío inútil. La teoría del color me enseñó que existían más tonos que el azul corporativo, el gris y el blanco color hospital psiquiátrico. Y lo más valioso: aprendí a pensar desde el lugar del usuario, aunque en ese momento el único usuario de mi código era yo mismo, desesperado, tratando de entender qué había escrito la semana anterior.
Para este punto, mi relación con el Frontend era como un romance a distancia: mucho jQuery y PHP mezclado, algo así como una ensalada de código que nadie se comería.
El diseño gráfico me había dado las herramientas para hacer que las cosas se vieran bien, pero seguía sintiéndome como un chef que solo sabe decorar platos sin saber cocinar. Necesitaba dar el siguiente paso, pero el miedo a lo desconocido (y mi cómoda posición como desarrollador backend) me mantenían en mi zona de confort. Lo que no sabía era que pronto, la desesperación me llevaría a tomar decisiones… digamos, creativas.
Entonces llegó React. Mientras todos hablaban de componentes y estados, yo seguía atrapado en el backend, mirando desde lejos como un niño huérfano viendo una dulcería. Tomé cursos online, hice tutoriales, construí proyectos que harían llorar a un desarrollador senior por lo mal que estaban construidos. Pero funcionaban… la mayoría del tiempo, si no los tocabas.
Y aquí es donde la historia toma un giro moralmente cuestionable: decidí mentir. Mi hoja de vida se convirtió en una obra de ficción donde era un experto en librerías Frontend. Mi blog se llenó de artículos “inspirados” en otros (perdón, comunidad dev). Incluso presumía proyectos que no había construido, si, está mal echo, pero me importaba un jopo.
El gran “engaño”
Sorprendentemente, funcionó. Conseguí un trabajo de Desarrollador Frontend donde tendría que dar apoyo a tareas de backend cuando fuera necesario. Lo que siguió fue un período de pánico constante y búsquedas desesperadas en Google. Cada línea de código que escribía era un ejercicio de supervivencia - menos mal los demás desarrolladores no sabían mucho de frontend, entonces me fue fácil enredarlos con términos que no ni yo entendía. Stack Overflow se convirtió en mi mejor amigo y confidente.
Mis proyectos eran como esas casas de pájaros que hacen los niños en clase de manualidades: funcionales, pero mejor no mirar demasiado cerca. La arquitectura? Inexistente. ¿Buenas prácticas? Jajaja me río de solo pensarlo. ¿Reglas de React? Más bien sugerencias que ignoraba alegremente, mientras todo funcionara, yo era un Frontend con experiencia.
Pero algo mágico sucedió en medio de todo este caos: aprendí. Realmente aprendí. No de la manera tradicional, sino en las trincheras, con el sudor frío de quien sabe que su código podría colapsar en cualquier momento.
Cada error era una lección. Cada bug, una oportunidad de aprendizaje. Y poco a poco, esas mentiras en mi hoja de vida se fueron convirtiendo en verdades. Mientras otras surgían… mentira! ya no hago eso… o si?
La moraleja (¿la hay?)
¿Estuvo mal mentir? Probablemente. ¿Funcionó? Definitivamente. ¿Lo recomiendo? Bueno, digamos que esta historia viene con un asterisco tan grande como mi ansiedad.
Lo que sí puedo decir es esto: a veces el camino hacia donde queremos estar no es una línea recta. A veces es una maraña de código mal optimizado, decisiones cuestionables y pequeñas mentiras que eventualmente se convierten en verdades.
Hoy soy un desarrollador Frontend competente (creo) -ese fue mi síndrome del impostor hablando-, y aunque mi camino no fue el más ético, me llevó a donde quería estar. Y si hay algo que he aprendido es que en tech, como en la vida, lo importante no es cómo empiezas, sino cómo terminas.
Y hablando de terminar, mi manera de limpiar mi cochina conciencia (y porque seguro diosito me tiene fichado) ha sido meterme en cuanta comunidad tech hay en Cali, especialmente en GDG Cali. Ahí ando, organizando eventos, dando charlas y apoyando a los pelaos que están empezando. Es como mi forma de pagar penitencia, pero en vez de rezar padrenuestros o ir buga de rodillas dándome latigazos, comparto conocimiento.
Porque si algo he aprendido es que la vida tiene una forma muy hijueputa de cobrar las cosas. Así que cada vez que ayudo a un junior a no caer en los mismos huecos donde yo me metí, siento que mi karma tech se limpia un poquito. Es mi manera de decirle al universo: “Oe, la cagué al principio, pero mirá que ahora estoy haciendo las vainas chimbas”.
Y si eres un developer empezando en este mundo, acércate a la comunidad. No para mentir como yo (aunque si lo haces, no me voy a hacer el santo, guiño guiño), sino para aprender, crecer y quién sabe, tal vez un día también tengas tus propias historias para contar.
Y sí, todavía tengo código horrible en producción en algún lugar. Si lo encuentras, porfa, hágase el mk y siga derecho…